¿Ángel o Demonio?
Me miré al espejo y
mis ojos sin brillo, entornados
por un millón de arrugas
me mostraron lo oscuro y claro
vivido a través de varias décadas
que ya olvidé.
Me pregunté ¿Soy ángel o demonio?
La respuesta de mi mente fue clara:
“Eres ángel”.
Suspiré y me senté
tranquilo.
Posé mi biblia sobre mis rodillas
(estas crujieron),
percibí su lomo santo y
tibio posado en mis muslos
(…y ardió mi piel),
me sentí pesaroso y
aun así
me sumergí en sus páginas
gastadas de tanto usar
(extasiado, en un estado gozoso).
Estuve un tiempo indefinido
mirando al cielo que
no es el cielo y me maravillé
con un atardecer azul, violeta
y naranja que ocultaba el sol
detrás de los árboles, dejando
una sombra negruzca.
…y mi memoria se hizo presente
(quería jugar su juego),
como un enorme tren
de acciones y vivencias
que recorrían
los rieles de mi vida
a través de mi frente,
y me pregunté de nuevo
¿soy ángel o demonio?
Sentí, algún remordimiento,
alguna pena,
una que otra alegría.
Leí incansable aquellas
páginas viejas
(más viejas que yo),
y hallé consuelo,
y me ardieron los ojos
y quedé dormido,
y soñé plácido
…y desperté
y no era un ángel.
Jesús Lira
TU TRISTEZA
He allí tu tristeza,
tu hermosa tristeza,
recostada en tu rostro caído
sobre aquel escritorio
de esperanzas.
Apoyada sobre sueños
posibles,
atados al esclavista pasado
de tus recuerdos,
de tus sensaciones,
de tierra árida bajo el sol
y gélida en estrelladas noches desérticas
ya lejanas,
percibidas desde la belleza miel de tus ojos tristes,
entornados en piel arrugada.
Vida soñada que abona caminos
sin llenar el alma,
sin llenar tu espíritu
alguna vez nómada,
ahora sedentario y
anhelante de emociones...
que no llegarán.
Hay una lejanía en el alma
imposible de asir
con tus manos cansadas…
melancolía,
que no desterrada
se roba tu presente.
Jesús Lira
Cohen
Estoy escuchando melancolía
y belleza en la extraña voz
de un tipo llamado Tom Waits.
Me lo recomendó Leonard Cohen,
sin querer y de manera póstuma,
leyendo desprevenido acerca de
su nuevo libro de poesía.
Entre el sonido armonioso,
lento y agradable,
más los inteligentes
versos de Cohen y ese
árbol de hojas amarillas,
que antes fueron verdes,
mirando hacia mi ventana,
¡estoy feliz!
Ahora se que si te amé,
que la expresión del amor
está en el lugar correcto,
dentro de ti y de mi…
y de todos
los que miran curiosos
por su ventana
al árbol amarillo que
nos recuerda morir en otoño
y renovarse en primavera.
Amante, amante
disfrutemos el
invierno,
más cerca, más íntimos.
Quizás eso diría Cohen,
con sus pausas encarnadas en
su melodiosa voz,
a la vez ronca y extraña.
La que tomaré hoy,
prestada, para decir,
amante ven,
amante amémonos
en otoño.
Jesus Lira
Quiero
Quiero
Quiero tomarme un descanso
de la angustia que me causa
tu presencia…
De la ansiedad que me causa amarte,
de la zozobra de tenerte
y no tocarte,
de mirarte desde cerca…
que es tan lejos.
Quiero tomarme un descanso
de tu presencia arrasadora de mi fe,
quiero tomarme un descanso
de amarte.
Quiero mañana despertar
sintiendo tu presencia,
tu perfume, tu dulzura…
pero en calma.
Quiero tomarme un descanso
de tu mirada profunda
que me hace naufragar en dudas.
Tomar un descanso para llegar a ti.
Quiero recuperar la inocencia
que me quitaste con tu voz,
dejándome sin defensas,
rendido en tus brazos.
Quiero tomarme un descanso,
un día más de descanso
antes de volver a amarte.
Jesús Lira
El camino del pionero
Hay tantas estrellas
iluminando la noche,
que extasiado
decide caminar sin rumbo,
pero con la certeza
de que al amanecer
habrá un nuevo
lugar para morar.
Atrás dejó todo,
incluso el beso húmedo
de esos labios
que una vez
le hicieron soñar
que la vida
tenía un comienzo y
un fin en la suavidad de sus manos y
en la ternura de su voz.
Dejó todo atrás,
porque adelante
estaba el camino
inexplorado y desconocido.
La aventura de empezar
le subleva el alma,
le inquieta y le regocija
en la incertidumbre
de la belleza que lleva
dentro para compartir y
que es tuya también.
…y aunque los miedos le acompañan,
rompe la maleza con sus manos,
pisonea el barro,
el mismo que lo contiene,
hasta convertir la senda
en su propio camino.
Se sacude el polvo
y espera...
Ahora el mar
y las estrellas
se unen en el horizonte,
amanece y
el camino del pionero
está abierto.
El sudor, las lágrimas y
el cansancio son su ofrenda,
son las semillas de amor
que harán florecer la tierra.
Son su regalo
para la vida que
has de vivir.
Jesús Lira
La cesta de amor
Hay un olor de amor
en esa cesta de cebollas
que rebosante de vida,
con sus brotes tiernos,
es testigo de tu mirada y la mía,
de la confidencia rutinaria de tenernos.
Cuanta belleza en un solo espacio,
cuanta vida florecida y floreciente.
Cuanta agua para naufragar en silencio,
cuanto silencio entre tu mirada y la mía.
También de nosotros es ese espacio,
ocupado por tallos incipientes,
verdes, frescos y fragantes
de un olor mal amado,
ignorado a veces y que no se va,
que se queda entre el filo del cuchillo,
la tabla de cortar, mis dedos y tu voz.
Hay un aroma que se sabe esparcido en sus retoños
transformados, descubridor de la vida,
de ternura desbordada sin tocarnos,
deleite de los sentidos,
fragancia de hogar contigo
...y conmigo,
en una mañana cualquiera y eterna.
Jesús Lira
Abril 2021
Hojas de Otoño
Hojas de Otoño
Apiladas en mi alfombra,
hojas de otoño
atestiguan el transcurrir de
la vida en su florecimiento
y decadencia.
A ratos las miro juntas,
como almas que danzan al mismo ritmo,
vivas,
a rato secas,
pero hermosas todas.
Si las vieras te asombraría
su belleza,
hay rojas y amarillas,
naranjas y verde quemado,
unas más oscuras que otras.
Unas hablan de pasión encendida,
otras de tiempos idos,
algunas son indiferentes,
como transeúntes perdidos,
esos que caminan
sin saber a dónde van.
Esos que algunas vez creyeron
y lloraron, esos que dijeron nunca más,
esos que se convirtieron en
hojas marchitas.
Miro por mi ventana y
allí está el árbol de la esquina,
ese que una vez fue
frondoso y amarillo
ahora está seco.
Solo le queda una hoja que
con un movimiento
acompasado parece
decirme adios.
Quizás como yo,
medita sobre el dolor de las
hojas perdidas o de los años
antaños que ya se fueron
con sus glorias
quién sabe a dónde.
Miro la alfombra multicolor
y pienso en ti,
miro las hojas
y quisiera hacer un
regalo a tu ausencia.
Las tomo en mis manos
las estrujo con fuerza hasta
convertirlas en un polvo mágico.
Las esparzo por el aire y
al caer dibujan tu sonrisa
y me traen tu aroma de amor,
de pasión, de vida que
se despide en otoño.
Jesús Lira
Y pasó de nuevo…
Y pasó de nuevo…
Cuando te vi de nuevo, sentí
que algo pasaría entre
nosotros… y pasó.
Sentí el vértigo del
apostador combinado con la
pasión del amor.
Y paso de nuevo… pasó que
gané, todo cambió de color
y todos los olores eran tú.
Cuando te vi de nuevo, gané
el premio mayor, ya no fui
más un mendigo.
Se instaló en mí el amor, tu
sonrisa a veces ingenua y
picara a la vez, todo lo cambió.
Y pasó de nuevo… que me
enamoré de tu mirada.
Y pasó de nuevo, que
desperté sin tu presencia,
pero en mí quedó tu esencia.
Ya no soy más ganador y
desde ayer sólo mendigo de
tu adiós.
Y pasó de nuevo… que sigo
siendo rico, porque me quedó
el recuerdo de tu amor.
Jesús Lira
Adiós José
Adiós José
Hoy me he despertado
entre la tristeza y la alegría o
la alegría y la tristeza,
que a fin de cuentas
son extremos que dan la vuelta
y se tocan como en un círculo.
Aquí el día es gris,
la temperatura es muy fría,
y te has marchado
dejando congelados los sueños,
los recuerdos, las esperanzas.
Es extraño estar lejos y
sentir el dolor de la partida
de un amigo a cientos de kilómetros.
Reflexiono en mi soledad
respecto de la tuya y
pienso en la satisfacción del valiente,
que se arriesga a mares desconocidos
para conquistarlos,
dejando incluso la vida en el intento pero,
mejor aún, marchando libre.
Ahora vuelas y cantas a gusto,
nada puede detenerte.
Nada te ata, eres más libre
que nuestras gargantas roncas,
que nuestros ojos tristes.
Jesús Lira
Septiembre 2018
Quizás no esté
Si llegas y no estoy,
te dejé la llave donde tu sabes.
Ya voy en camino,
me fui, no se a dónde…
a algún lugar donde puedas estar.
Tal vez se crucen nuestros caminos,
quizás hasta rocemos nuestros
cuerpos entre la multitud
como compradores en el mercado.
Quizás tu fragancia inconfundible
me llegue en el aire y piense en ti,
tal vez estés justo a mi lado y no te vea.
Más, como no llegaste
me fui a buscarte.
Tal vez no vuelva,
quizás me pierda…
quizás retorne.
Si te cansas de esperar
deja una nota en la puerta,
sólo un trozo de papel,
amarillo o blanco, da igual.
Asegúrate que no lo
despegue el viento.
Dime sólo que viniste,
que me amaste y te fuiste.
No lo firmes, sólo escribe “Amor”,
yo conozco el trazo de tus letras…
Jesús Lira
AMANECIO DESPACIO
Amaneció despacio
Cuando la noche llegó a su fin,
mis manos rodeaban tu
cintura y mi cabeza
descansaba en tu espalda.
No sé si te habías dormido
con los ojos abiertos, si
suspirabas o roncabas por
que el estado de mi mente
era nebuloso.
Tal vez estaba soñando y el
bamboleo suave de tu
respiración se me había
confundido con el sonido
del mar.
Total, eran muchas las
noches que desde nuestro
balcón la luna se convertía
en cálido sol.
Así, con mi oreja pegada a
tu espalda, tu corazón me
cantaba, lento y tierno
hasta quedar dormidos.
Así, amaneció despacio.
Jesús Lira
Mayo 2020
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